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Iluminación para pintar: Una guía completa para realzar sus obras de arte

Iluminar un cuadro no es sólo una cuestión de estética. Es un elemento fundamental que puede transformar por completo la percepción de una obra de arte y el ambiente de una habitación. Si es usted un coleccionista apasionado, un amante del arte o simplemente el propietario de unos cuantos cuadros preciosos, comprender las sutilezas de la iluminación de los cuadros es esencial para exhibir sus adquisiciones y preservarlas al mismo tiempo. En esta completa guía, exploraremos todos los aspectos de la iluminación de cuadros, desde las tecnologías disponibles hasta las técnicas de instalación, pasando por los errores que hay que evitar y los criterios de selección esenciales.
Contenido
- ¿Por qué es tan importante la iluminación de las mesas?
- Los diferentes tipos de iluminación de cuadros
- Apliques para cuadros
- Focos montados sobre raíles y focos orientables
- Luces de cuadro inalámbricas
- Iluminación integrada en el marco
- Los criterios esenciales para elegir la iluminación de su cuadro
- Temperatura de color
- Índice de reproducción cromática (IRC)
- Potencia e intensidad luminosa
- El ángulo de iluminación óptimo
- Instalación y colocación: las mejores prácticas
- Distancia y altura de la iluminación
- Evite las sombras y la iluminación irregular
- Gestión de reflejos y deslumbramientos
- Protección y conservación de obras
- Los peligros de los rayos UV y el calor
- Por qué los LED son ideales para las pinturas
- Tiempo de exposición y mantenimiento
- Iluminación según el tipo y estilo de pintura
- Pinturas al óleo y acrílicas
- Acuarelas y obras sobre papel
- Arte contemporáneo e instalaciones
- Errores comunes que debe evitar
- Iluminación demasiado tenue o demasiado brillante
- Elección incorrecta de la temperatura de color
- Descuidar el CRI y la calidad de la luz
- Instalar las fuentes de luz demasiado juntas
- Presupuesto y soluciones a medida
- Soluciones rentables para empezar
- Gama intermedia para entusiastas exigentes
- Soluciones de gama alta para colectores
- Conclusión
¿Por qué es tan importante la iluminación de las mesas?
La iluminación desempeña un papel fundamental en la apreciación de una obra de arte. Un cuadro mal iluminado puede perder toda su profundidad, matices de color e impacto visual. Por el contrario, una iluminación adecuada revela detalles sutiles, intensifica los colores y crea una atmósfera que realza la intención del artista.
Más allá del aspecto estético, una buena iluminación también protege sus inversiones artísticas. Los rayos UV y el calor excesivo pueden dañar irreversiblemente las pinturas, provocando su decoloración, agrietamiento y el deterioro de los pigmentos. Un sistema de iluminación adecuado le permitirá admirar sus cuadros al tiempo que garantiza su conservación a largo plazo.
La iluminación también contribuye al diseño interior general de su espacio. Un cuadro bien iluminado se convierte en un punto focal natural que guía la mirada y estructura la atmósfera de una habitación. Puede convertir una pared vacía en una galería personal y añadir un toque de sofisticación a cualquier interior.
Los diferentes tipos de iluminación de cuadros
Apliques para cuadros
Los apliques siguen siendo la solución clásica y elegante para iluminar un cuadro. Montados directamente encima o a veces en los laterales del marco, proporcionan una iluminación direccional precisa. Los modelos tradicionales en latón o bronce confieren un encanto intemporal, especialmente adecuado para interiores clásicos y obras de arte antiguas.
Los apliques modernos incorporan ahora la tecnología LED, que ofrece una iluminación más eficiente energéticamente y que genera menos calor. Algunos modelos tienen brazos ajustables para dirigir la luz con precisión según el tamaño y la posición del cuadro. La principal ventaja de las lámparas de pared es su capacidad para crear una iluminación espectacular y profesional, similar a la que se utiliza en las galerías de arte.
Focos montados sobre raíles y focos orientables
Los sistemas de raíles con focos regulables ofrecen la máxima flexibilidad para iluminar varios cuadros o adaptar la iluminación a sus necesidades. Instalados en el techo, estos raíles permiten colocar los focos exactamente donde usted desee y reorientarlos con facilidad.
Esta solución es especialmente adecuada para espacios en los que expone varias obras de arte o si le gusta reorganizar la decoración con frecuencia. Los focos LED regulables le permiten ajustar el ángulo de iluminación para minimizar el deslumbramiento y optimizar el efecto de cada cuadro. Los modernos raíles se integran discretamente en la decoración y pueden pintarse del mismo color que el techo para conseguir un acabado invisible.
Luces de cuadro inalámbricas
La última innovación en iluminación de mesa son las soluciones inalámbricas alimentadas por pilas. Estas luces autónomas pueden instalarse en pocos minutos sin necesidad de taladrar ni tirar cables, por lo que son ideales para inquilinos o para quienes prefieren evitar complejos trabajos de instalación.
Los modelos LED ofrecen una autonomía impresionante, capaces de funcionar durante varias semanas con una sola carga. Algunos incorporan sensores de luz ambiental y se encienden automáticamente al anochecer. Aunque son menos potentes que las soluciones cableadas, se adaptan perfectamente a las centralitas pequeñas y medianas y ofrecen una movilidad inigualable.
Iluminación integrada en el marco
Algunos marcos de gama alta incorporan LED directamente en su estructura, creando una iluminación discreta y uniforme alrededor de la obra. Esta sofisticada solución elimina las sombras proyectadas y garantiza una distribución uniforme de la luz por toda la superficie del cuadro.
La iluminación integrada es especialmente adecuada para obras de arte contemporáneas e interiores minimalistas en los que se requiere una solución pura. Los LED invisibles crean a veces un efecto de halo que añade una dimensión extra a la presentación de la imagen.
Los criterios esenciales para elegir la iluminación de su cuadro
Temperatura de color
La temperatura del color, medida en Kelvin, tiene una influencia espectacular en la percepción del color en un cuadro. Una luz demasiado cálida (2700K-3000K) dará un tinte amarillento, mientras que una luz demasiado fría (5000K+) creará una atmósfera clínica y desteñirá los tonos cálidos.
Para la iluminación de cuadros, la gama ideal se sitúa entre 3000K y 4000K, ofreciendo un blanco neutro que reproduce fielmente los colores sin distorsionarlos. Esta temperatura se aproxima a la luz natural en pleno día, lo que permite apreciar la obra tal y como la concibió el artista. Algunos sistemas de gama alta ofrecen temperaturas ajustables para adaptarse a distintos tipos de trabajo.
Índice de reproducción cromática (IRC)
El IRC mide la capacidad de una fuente de luz para reproducir fielmente los colores en comparación con la luz natural, en una escala de 0 a 100. Para iluminar obras de arte, un CRI superior a 90 es esencial, e idealmente cercano a 95 o 100.
Un CRI elevado garantiza que las sutilezas cromáticas, los matices delicados y las gradaciones sutiles de la imagen se perciban con precisión. Los LED de calidad profesional alcanzan ahora CRI superiores a 95, rivalizando con la luz natural en términos de reproducción cromática.
Potencia e intensidad luminosa
La cantidad de luz necesaria depende de varios factores: el tamaño del cuadro, los colores dominantes, el nivel de luz ambiental y la distancia entre la fuente de luz y la obra. Un cuadro con tonos oscuros necesitará más luz que uno con colores claros y brillantes.
Como norma general, procure un nivel de luz de unos 150 a 300 lux sobre la superficie del cuadro. Las obras frágiles o antiguas deben iluminarse con menos intensidad (100-150 lux) para limitar el riesgo de daños. Los sistemas de regulación le permiten ajustar la intensidad para adaptarla al estado de ánimo que desee y a la hora del día.
El ángulo de iluminación óptimo
El ángulo con el que la luz incide sobre el cuadro determina la presencia o ausencia de reflejos que distraigan la atención. El ángulo ideal suele ser de 30 grados con respecto a la vertical del cuadro. Este ángulo permite iluminar uniformemente la superficie al tiempo que dirige los reflejos hacia abajo, fuera del campo de visión del espectador.
Para pinturas bajo cristal o barniz brillante, puede ser necesario un ángulo ligeramente más pronunciado (40-45 grados). Los lienzos mates, en cambio, toleran una iluminación más directa. El uso de difusores o lentes especiales en los focos también ayuda a controlar la distribución de la luz y a reducir el deslumbramiento.
Instalación y colocación: las mejores prácticas
Distancia y altura de la iluminación
La distancia entre la fuente de luz y el cuadro influye directamente en la calidad de la iluminación. Para los apliques de pared, una distancia de unos 15 a 25 cm por encima del borde superior del marco suele funcionar bien para los cuadros de tamaño medio. Esta distancia garantiza una iluminación uniforme sin crear sombras antiestéticas en la parte inferior de la imagen.
Para los focos de techo, se puede utilizar como guía la regla de los tercios: si su techo tiene 3 metros de altura y su cuadro 1 metro, coloque el foco a 1 metro aproximadamente de la pared. Esta proporción garantiza una cobertura lumínica óptima. No olvide ajustarse al tamaño específico de su obra y probar diferentes posiciones antes de fijar definitivamente sus luminarias.
Evite las sombras y la iluminación irregular
Uno de los mayores retos de la iluminación de pizarras es conseguir una iluminación uniforme en toda la superficie. Las sombras proyectadas por el marco y una iluminación puntual demasiado brillante o mal colocada pueden crear zonas más oscuras que desvirtúen la apreciación de la obra.
Para fotografías grandes, considere la posibilidad de utilizar varias fuentes de luz colocadas estratégicamente. Dos apliques a cada lado o varios focos ajustables proporcionan una cobertura más uniforme. La iluminación con difusores u ópticas especiales distribuye la luz de forma más uniforme y reduce los contrastes bruscos.
Gestión de reflejos y deslumbramientos
Los reflejos son el enemigo número uno de una buena iluminación fotográfica. Los cristales protectores, los barnices brillantes e incluso ciertas texturas de pintura pueden crear molestas zonas reflectantes. La solución comienza con la colocación correcta de la fuente de luz en el ángulo óptimo antes mencionado.
Accesorios como panales, cubiertas laterales y ópticas antideslumbrantes le permiten controlar con precisión el haz de luz. En los casos difíciles, sustituir el cristal brillante por un cristal antirreflectante puede marcar la diferencia. Pruebe siempre su instalación desde distintos ángulos para identificar y eliminar los reflejos problemáticos.
Protección y conservación de obras
Los peligros de los rayos UV y el calor
La radiación ultravioleta y el calor excesivo son las principales amenazas para la conservación de las pinturas. Los rayos UV provocan la decoloración gradual de los pigmentos, en particular de los colores orgánicos sensibles como los rojos, amarillos y azules. El calor acelera las reacciones químicas de degradación, puede agrietar los barnices y deformar los sustratos.
Las lámparas incandescentes tradicionales, aunque ofrecen una excelente reproducción cromática, generan una gran cantidad de calor y rayos UV. Los halógenos, aunque más eficientes, tienen las mismas desventajas en un grado ligeramente menor. Por ello, la tecnología LED se ha convertido en la solución de referencia para iluminar obras de arte en museos y en el hogar.
Por qué los LED son ideales para las pinturas
Los LED ofrecen ventajas considerables para la iluminación de obras de arte. Prácticamente no emiten radiación UV y generan muy poco calor en comparación con las tecnologías tradicionales. Esto significa que los cuadros pueden iluminarse sin riesgo de dañarse, incluso durante largos periodos.
Además de la conservación, los LED ofrecen una vida útil excepcional (a menudo de 30.000 a 50.000 horas), un consumo energético mínimo y una calidad de luz que ya es igual o mejor que la de las fuentes tradicionales. Los modelos de gama alta alcanzan CRI superiores a 95 y ofrecen opciones de regulación para adaptar la intensidad de la luz según las necesidades.
Tiempo de exposición y mantenimiento
Incluso con una iluminación LED óptima, es aconsejable limitar el tiempo de exposición de las obras especialmente frágiles o valiosas. Para cuadros antiguos, acuarelas u obras sobre papel, considere la posibilidad de utilizar detectores de presencia o temporizadores que sólo activen la iluminación cuando haya alguien en la habitación.
El mantenimiento regular de sus sistemas de iluminación garantizará su eficacia a lo largo del tiempo. Limpie los difusores y reflectores periódicamente para mantener la intensidad de la luz. Compruebe que los LED no se atenúan con el tiempo y sustitúyalos si es necesario. El espolvoreado suave de los cuadros iluminados también optimiza su aspecto.
Iluminación según el tipo y estilo de pintura
Pinturas al óleo y acrílicas
Las pinturas al óleo y acrílicas, con sus superficies a menudo texturadas y sus variados barnices, se benefician de una iluminación ligeramente angular que resalta el relieve y las pinceladas. Una iluminación demasiado frontal aplana estas obras y les hace perder su dimensión táctil.
Para estos cuadros, elija fuentes de luz que ofrezcan una buena reproducción cromática y estén colocadas de forma que creen sombras suaves y proyectadas que resalten la textura. Las obras con colores oscuros o esmaltes sutiles requieren una iluminación más intensa para revelar sus matices.
Acuarelas y obras sobre papel
Las acuarelas y las obras sobre papel se encuentran entre las más frágiles y sensibles a la luz. Su delicado sustrato y sus pigmentos, a menudo orgánicos, requieren una iluminación mínima, idealmente inferior a 150 lux. Estas obras suelen enmarcarse bajo cristal, lo que complica la iluminación al añadir una superficie reflectante.
Para estas piezas delicadas es esencial utilizar LED sin UV con un CRI elevado. Considere la posibilidad de instalar cristales antirreflectantes para museos, que también filtran parte de los rayos UV residuales. Limite la duración de la iluminación y evite cualquier exposición a la luz natural directa, que puede ser devastadora a largo plazo.
Arte contemporáneo e instalaciones
El arte contemporáneo presenta retos particulares en lo que se refiere a la iluminación. Las superficies metálicas, los materiales mixtos y las instalaciones tridimensionales requieren enfoques creativos. Algunas obras contemporáneas incorporan su propia iluminación como parte integrante de la creación.
Para estas habitaciones, a menudo es necesario personalizar la iluminación. Los sistemas montados sobre raíles con focos ajustables ofrecen la flexibilidad necesaria. No tema experimentar con distintos ángulos e intensidades para encontrar la mejor forma de resaltar su imagen. Algunas obras conceptuales se benefician de ser iluminadas de forma poco convencional, en contraste con las reglas tradicionales.
Errores comunes que debe evitar
Iluminación demasiado tenue o demasiado brillante
Uno de los errores más comunes es subestimar o sobrestimar las necesidades de iluminación. Una iluminación inadecuada deja el cuadro a oscuras, invisible y sin impacto. Por otro lado, la sobreiluminación crea un desagradable efecto de sobreexposición, desvanece los colores e incluso puede dañar la obra.
La solución reside en el uso de sistemas de atenuación que permiten ajustar con precisión la intensidad. Pruebe diferentes niveles de iluminación a distintas horas del día para encontrar el equilibrio ideal que realce el cuadro sin opacarlo. Haga fotos de su instalación para evaluar objetivamente su aspecto.
Elección incorrecta de la temperatura de color
Un error frecuente es instalar una fuente de luz demasiado cálida, que da un tono amarillento, o demasiado fría, que crea una atmósfera clínica. Este desajuste distorsiona la percepción del color y traiciona la intención del artista.
Opte siempre por una temperatura neutra entre 3000K y 4000K para las pinturas. Si va a iluminar varias obras en la misma sala, asegúrese de que todas las fuentes de luz tienen la misma temperatura de color para evitar variaciones en la reproducción cromática.
Descuidar el CRI y la calidad de la luz
Optar por LED baratos con un CRI inferior a 80 es un falso ahorro. Estas fuentes de luz distorsionan los colores, convirtiendo un rojo vivo en un naranja apagado o un azul intenso en un azul grisáceo desvaído. La obra pierde toda su fuerza visual y su valor estético.
Invierta en LED de calidad profesional con un CRI superior a 90. La diferencia de precio es mínima comparada con la espectacular mejora en el renderizado. Para los coleccionistas serios, las fuentes de luz con un CRI superior a 95 son el estándar al que hay que aspirar.
Instalar las fuentes de luz demasiado juntas
Colocar la iluminación demasiado cerca del cuadro crea una serie de problemas: iluminación desigual con algunas zonas muy brillantes y otras en sombra, acumulación de calor potencialmente perjudicial y sombras antiestéticas creadas por el relieve del marco.
Respete las distancias recomendadas y no dude en alejar ligeramente la fuente de luz si observa estos defectos. En el caso de los apliques de pared, compruebe que el brazo es lo suficientemente largo para proyectar la luz sobre todo el cuadro.
Presupuesto y soluciones a medida
Soluciones rentables para empezar
Para quienes se inician en la iluminación de cuadros con un presupuesto limitado, existen varias opciones asequibles. Los apliques LED sencillos cuestan entre 30 y 60 euros y ya ofrecen un resultado satisfactorio para cuadros pequeños y medianos. Elija modelos con LED integrados de buena calidad en lugar de versiones que acepten bombillas estándar.
Los focos de pinza o las lámparas de pie regulables también son alternativas asequibles para probar distintas configuraciones antes de comprometerse con una instalación permanente. Estas soluciones temporales le permiten conocer y comprender sus necesidades reales antes de invertir en un sistema permanente.
Gama intermedia para entusiastas exigentes
A un precio de entre 100 y 300 euros por luminaria, encontrará apliques de mejor calidad con LED de alto rendimiento, CRI elevado y funciones como la regulación o los brazos ajustables. Estos productos ofrecen un excelente compromiso entre rendimiento y precio para la mayoría de los coleccionistas.
Los sistemas montados sobre raíles con dos o tres focos ajustables también entran en esta categoría, ofreciendo una flexibilidad considerable. En este nivel de precios, busque garantías largas (de 3 a 5 años) que atestigüen la calidad de fabricación.
Soluciones de gama alta para colectores
Para los coleccionistas serios o las obras de gran valor, invertir en iluminación de alta gama (de 300 a 1.000 euros o más por instalación) está plenamente justificado. Estos sistemas profesionales ofrecen un control total sobre todos los parámetros: temperatura de color ajustable, CRI superior a 95, ópticas intercambiables, regulación precisa y materiales de alta calidad.
Algunos fabricantes especializados en iluminación de museos ofrecen soluciones a medida basadas en un estudio preliminar de sus obras y su espacio. Estos servicios incluyen a veces la programación de escenas de iluminación personalizadas y la integración en sofisticados sistemas de domótica.
Conclusión
La iluminación de la pintura es mucho más que un detalle decorativo: es un elemento esencial que determina la forma en que percibimos y apreciamos las obras de arte en nuestra vida cotidiana. Una iluminación bien diseñada revela la belleza de los cuadros, preserva su integridad y transforma la atmósfera de un espacio.
Las tecnologías actuales, en particular los LED de alta calidad, ofrecen posibilidades extraordinarias para mostrar sus colecciones al tiempo que garantizan su conservación a largo plazo. Tanto si opta por apliques tradicionales, sistemas de carriles flexibles o soluciones inalámbricas innovadoras, lo más importante es respetar los principios fundamentales: temperatura de color neutra, alto CRI, intensidad adecuada y colocación óptima.
No dude en experimentar, probar distintas configuraciones y ajustar sus instalaciones. La iluminación ideal varía en función de cada obra, de cada espacio y de sus preferencias personales. Con los conocimientos que ha adquirido en esta guía, ya tiene todas las herramientas que necesita para crear su propia galería casera en la que cada cuadro brille en todo su esplendor.
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La temperatura de color ideal se sitúa entre 3000K y 4000K, lo que corresponde a un blanco neutro. Esta gama reproduce fielmente los colores sin distorsionarlos, a diferencia de las temperaturas demasiado cálidas (amarillentas) o demasiado frías (azuladas). Para obras en tonos cálidos, opte por 3000-3500K, mientras que las obras contemporáneas en colores fríos admiten 3500-4000K. La clave está en evitar los extremos y favorecer una luz cercana a la natural en las horas centrales del día.
Los LED de calidad son precisamente la solución más segura para iluminar cuadros. A diferencia de las bombillas incandescentes o halógenas, prácticamente no emiten radiación ultravioleta y muy poco calor, los dos factores principales del deterioro de las obras de arte. Sin embargo, asegúrese de elegir LED específicamente diseñados para la iluminación artística, con un CRI elevado y sin UV residual. En el caso de obras especialmente frágiles, como las acuarelas, limite el tiempo de exposición a la luz.
Para un cuadro de tamaño estándar, coloque el aplique entre 15 y 25 cm por encima del borde superior del marco. Esta distancia garantiza una iluminación uniforme de toda la superficie sin crear sombras antiestéticas en la parte inferior de la imagen. Para formatos grandes, aumente esta distancia proporcionalmente. Lo importante es que la luz cubra uniformemente toda la obra. Compruebe también que el brazo del aplique proyecta suficiente luz hacia delante para evitar sombras.
Para minimizar los reflejos en un cuadro acristalado, mantenga la iluminación en un ángulo de aproximadamente 30 a 45 grados con respecto a la vertical del cuadro. Este ángulo dirige los reflejos hacia abajo, fuera del campo de visión habitual. Evite a toda costa la iluminación frontal directa. También puede invertir en cristales antirreflejos para museos, que eliminan hasta el 99% de los reflejos a la vez que protegen las obras de arte de los rayos UV. Por último, coloque sus cuadros acristalados lejos de ventanas y otras fuentes de luz directa.
La intensidad recomendada oscila entre 150 y 300 lux sobre la superficie de la placa para una iluminación óptima. Las obras con tonos oscuros requieren niveles más altos (250-300 lux) para revelar sus matices, mientras que las pinturas claras o frágiles sólo necesitan 150-200 lux. Para acuarelas y obras sobre papel especialmente sensibles, manténgase por debajo de 150 lux. Utilice un luxómetro (o una aplicación para smartphone) para medir la iluminancia con precisión, y opte por sistemas con reguladores para ajustar la intensidad con precisión.
No, no es necesario ni aconsejable iluminar sus cuadros todo el tiempo. Incluso con los LED sin rayos UV, la exposición continua a la luz acelera el envejecimiento de las obras de arte, sobre todo de las piezas antiguas o frágiles. Instale interruptores de fácil acceso o, mejor aún, detectores de presencia que activen la iluminación sólo cuando alguien entre en la habitación. Para los coleccionistas serios, programe tiempos de iluminación limitados mediante un sistema domótico. Este enfoque protege sus inversiones a la vez que le permite beneficiarse de ellas.
La luz natural indirecta puede complementar la artificial, pero nunca debe ser la fuente principal, y mucho menos directa. El sol contiene potentes rayos UV que decoloran rápidamente los pigmentos y aceleran el envejecimiento de los sustratos. Si un cuadro recibe luz natural, asegúrese de que sea difusa e indirecta, e instale persianas o cortinas con filtro UV. Para las obras de arte valiosas, opte siempre por la iluminación artificial LED controlada, que ofrece consistencia, seguridad y ausencia total de rayos UV.
El CRI (índice de reproducción cromática) mide la capacidad de una fuente de luz para reproducir fielmente los colores en comparación con la luz natural, en una escala de 0 a 100. Para iluminar obras de arte, es esencial un CRI de al menos 90, idealmente 95 o más. Un IRC bajo distorsiona los colores: un rojo puede parecer naranja, un azul puede volverse gris. Los LED baratos suelen tener un CRI de 70-80, que es insuficiente para las pinturas. Invierta en LED de calidad profesional con CRI > 90 para preservar la integridad cromática de sus obras de arte.
El presupuesto varía considerablemente en función de sus necesidades y requisitos. Para una solución básica satisfactoria, espere pagar entre 30 y 80 euros por un aplique LED básico adecuado para cuadros pequeños. La gama media (100-300 euros) ofrece una excelente relación calidad-precio, con un CRI elevado, regulación y acabados esmerados. Para coleccionistas exigentes u obras de gran valor, los sistemas profesionales cuestan a partir de 300-500 euros y pueden superar los 1.000 euros para instalaciones a medida con ópticas especiales y controles avanzados. Piense en esta inversión como una protección para sus obras.
Sí, hay muchas soluciones disponibles incluso para los aficionados novatos al bricolaje. Los apliques inalámbricos a pilas pueden instalarse en pocos minutos, sin necesidad de cableado. Los apliques con cable requieren conocimientos básicos de bricolaje: taladrado, fijación y conexión eléctrica (desconecte siempre la corriente antes de hacer nada). Para los sistemas de rieles montados en el techo o las instalaciones complejas con regulación y programación, recurrir a un electricista profesional le garantizará un resultado óptimo que cumpla las normas de seguridad. No dude en pedir consejo en la tienda para elegir la solución que mejor se adapte a sus competencias.

